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4 de octubre de 2006

Que dia!

Hoy fue un día largo, por un momento llegué a pensar que no acabaría nunca.

La verdad es que no tenía deseos de levantarme siquiera esta mañana, pero ya que no puedo darme el lujo de quedarme en la cama hasta que mis parpados digan: Basta ya!


Sin si quiera desayunar, empecé a cocinar. Otra vez Bandera. Es lo único que hay.

La verdad es que tampoco tenía muchos deseos de cocinar.
Cuando no tengo deseos, lo mejor es no hacerlo, pues aunque le hecho los mismos ingredientes aun así la comida me queda mal.

A pesar de todo, hoy todos en mi casa se encontraron la comida más deliciosa que nunca.

Mi mente hoy estaba totalmente concentrada en ti y nuestro día.

A parte de la rabia que me dio el hecho de que mi cuñado pasara la mañana entera conectado a Internet y mantuviera el teléfono ocupado. Al menos albergaba la esperanza de que me escribiera algún mail.
Desde que llegue al trabajo lo revisaré. – Pensé.

Llegue muy temprano al trabajo, pero no encontré nada de el, ni un mensaje, ni una postal, a lo mejor se olvido.

Lo mas seguro. Ya no hay chispa, la emoción se fue.

Vuelvo a mi rutina, la tranquilidad, la resignación, la calma.

Hoy no quise irme en bola, quise caminar hasta la universidad, pasar por el tráfico congestionado de la máximo Gómez frente al Hotel Marriot. Solo que esta vez no me detuve a arrancar una flor silvestre, de esas que están en aquella acera que tanto me gustan. Las vi, pero la lluvia que cayó hoy hizo que se ocultaran de mí.

En eso, un automóvil me toco bocina. Al ver su insistencia, alce la vista. Era mi amiga Karina que pasaba diciendo adiós. Seguí mi camino. Mi clase de Seminario de Grado estaba a punto de empezar.

No se que pasó pero cuando fui a la sección, a nuestro grupo le habian asignado otra aula y tuvimos que trasladarnos al piso de arriba. Por coincidencia, es justo en el mismo piso que mi novio tiene clases. Pues vi de casualidad cuando cruzó frente mi aula hacia su clase.

Y yo que ansiaba coincidir cerca de el en alguna clase. Mira que grande es el destino.

Lo llame a su celular y no me respondió.

Me fui a mi siguiente clase, pues tenía un exámen en el que me fue fatal.

Mas tarde, cuando llegue a casa, mientras cenaba prendí la TV.

No lo podía creer “Devolvieron la novela Escalera al cielo” hasta el capítulo de la boda.

Yo que pensé que me iba a quedar con las ganas de seguir viéndola.

En eso, suena mi celular, era el.

Pero ya es tarde, Estoy en mi casa y el día ya se fue, sin un beso.

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