El imperio romano, el más poderoso del mundo antiguo, realizó grandes obras viales en calidad y cantidad suficientes para que los viajes se extendieran por todo su dominio.
Sus legiones cruzaron de Este a Oeste y de Norte a Sur el continente europeo.
Fue una época de seguridad y expansión que llevó a convertir a Roma en el centro del mundo cristiano y residencia de los papas.
Construyeron el denominado Circo Máximo
El circo era la instalación más grande de las destinadas a divertir al pueblo. Un recinto alargado con gradas para los espectadores, y con un pista (arena) dividida por un muro central (spina). Contaba con un aforo de más de 385.000 espectadores.
Los juegos solían incluir las siguientes competiciones:
- Ludus Troianus, que consistía en un simulacro de batalla entre los jóvenes de la aristocracia.
- Exhibiciones ecuestres, acrobacias a caballo realizadas por jinetes expertos (desultores).
- Carreras pedestres, en las que durante horas y horas los participantes daban cientos de vueltas a la pista del circo.
- Carreras de carros, que eran el plato fuerte de los juegos. Los carros eran tirados por dos, tres o cuatro caballos. Cada carrera consistía en dar siete vueltas a la pista alrededor de la espina central.
Los ganadores eran recompensados con una rama de palmera, una corona de laureles y considerable fama y fortuna: a pesar de que algunos comenzaban como esclavos, los mejores pronto ganaban suficiente dinero como para comprar su libertad.
Estos espectáculos de carros enloquecían a la multitud, que se dividía en apasionadas facciones, cada una de ellas identificada por un color: los verdes, los azules, los rojos y los blancos.
Bajo estos colores latían diferentes tendencias políticas y sociales: los azules solían representar a la aristocracia, mientras que los verdes eran seguidos masivamente por las clases populares. .
Los juegos circenses servían además para realizar apuestas de grandes sumas de dinero, que enriquecían a unos y arruinaban a otros.
El Circo Romano estuvo en funcionamiento hasta la toma de la ciudad por lo bárbaros. Una vez abandonado el edificio fue utilizado como cantera (tal como sucedió con muchas de las edificaciones tanto en Roma como en otros lugares) pero aún se puede observar su grandiosidad en la actualidad. En la espina tenía dos obeliscos, que hoy se encuentran uno en la Plaza del Pópolo y el otro en San Juan de Letrán.
Los romanos no sólo construyeron largos y buenos caminos, sino que les daban mantenimiento para que sus oficiales y élite social se desplazarán de manera cómoda y sin problemas.
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